jueves, 8 de noviembre de 2012

¿Amigos o novios?



1) Tu amiga invitó a su novio y a vos a su cena y tu amiga vá al baño, su novio le dice a vos si quieren salir. Vos.....

A) Claro que no, soy su amiga y no la voy a traisionar.
B) Solo por escondidas, pero acepto como en un casamiento.

2) Si un día te enteras que tu novio sale con tu amiga pero ninguna de ambas se habían enterado, él te dice que en realidad ella le pidió y le rogó que fueran novios por escondidas, pero le dijo lo mismo a tu amiga, vos...

A) Te quedás con tu amiga, claro, ambas fueron traicionadas y engañadas. Total, conozco mejor a mi amiga, a él hace poco.

B) Me quedo con el chico, ella me traicionó y quizo sacarme el novio (Me tiene celos).

3) Sales de una fiesta y te encuentras a tu amiga besando a tu amado y dulce novio, pero se besan con intención y ganas, vos....

A) Mi amiga es primero. Mejor oír ambas historias. No quiero opinar sin escuchar al otro.

B) Oís la historia de tu novio, él no me mintió nunca. Ella me dijo que gusta de un chico. (Debe ser mi novio, claro)

4) Encuentras que tu novio está borracho y esta vez pasó lo mismo que sales de una fiesta y te encuentras a tu amiga besando a tu amado y dulce novio, pero se besan con intención y ganas. Te dás cuenta de que hay que perdonar a:

A) Tu mejor amiga

B) Tu novio

Dime la mayoría que te tocó y luego te diré a quién escojés......!  ♥☻♥☻♥☻

Creado por:The destiny☻ ,Estefany♥

martes, 6 de noviembre de 2012

Leyendas Urbanas



                                                                Seccion de miedo


                                                                El niño del colegio

Esta historia es real, sigue ocurriendo en mi atormentado colegio. Hace muchísimos años, en nuestro colegio, encerraban a los niños en el sótano sí se portaban mal. Ocurrió eso con un chico nuevo, tenia cinco años, ojos azules y carecía de amigos. Fue encerrado y las maestras responsables se olvidaron de el. Los compañeritos de la clase también....El niño permaneció mucho tiempo en el sótano, hasta morir de inanición (hambre). Se dice que él comenzó su sufrimiento a las seis de la tarde y se fue de nuestro mundo a las seis de la mañana. Las maestras murieron apuñaladas, aunque a ciencia cierta no se sabe, por el espíritu del niño buscando venganza. Una vez cumplida su misión, volvió al sótano de nuestro colegio y se quedó allí hasta las seis de la tarde, hora donde empezó a sentir la fatal hambre. Pasada esa hora, sale del sótano con un vaso de leche (símbolo del hambre qué pasó) y repitiendo sin cesar: "Soy nuevo". Sí conoces la leyenda, debes pasar indiferente ante él, pues lo toma como un reto y te da muerte. No puedes ni hablar, ni rozarle, NADA. Vaga por todo el piso de abajo, después comienza a hacerlo en el de arriba y repite el trayecto toda la noche. A las seis de la mañana, Hora de la muerte, regresa a la prisión qué fue para él el sótano, y no se lo vuelve a ver hasta la hora antes marcada (18:00pm) El sótano es un misterio, y se dice qué cada 30 años únicamente puede volver a abrirse, y eso ocurrió hace dos años. Por eso nos mantenían alejados del piso de abajo, cuando cursábamos 4º. Todo aquel profanador de la tumba de ese pobre niño nuevo de cinco años estará condenado a morir a manos del mismo.
Una cruel tortura de hace años que se introduce a la realidad, trayendo a ese espíritu demoníaco de vuelta.
Contado por una Ex-alumna de la escuela.

                                                           El ultimo regalo de Mamá

Un chico recibe en su casa la visita de un cura que dice haber sido llamado para administrar los santos sacramentos a una persona a punto de morir. El joven, que vive solo, está a punto de echar al cura cuando éste ve algo…


Circula en Estados Unidos, a modo de leyenda, la siguiente historia:

Después de dar la misa, un sacerdote católico se encaminó hacia un apartamento ubicado en un viejo edificio del centro de la ciudad. Medianamente alto, con la pintura descascarada y las verjas de las ventanas carcomidas por el óxido. El edificio ubicado en un barrio marginal, muy conocido por ser hogar de traficantes, prostitutas y drogadictos, era todo lo opuesto a un lugar alegre y acogedor, sobre todo bajo un cielo gris como el que en aquel momento lo cubría.

Tras tocar repetidas veces el timbre, el sacerdote pudo escuchar la proximidad de unos pasos y entonces la puerta se abrió: era un joven desaliñado y ojeroso, con cabello abundante, sucio y desordenado. Su expresión no era precisamente afable: en ella se revelaba la actitud de quien está fastidiado y cansado de la vida, de quien guarda una añeja amargura y un desencanto generalizado hacia todas las cosas. Y el vicio, aquel joven parecía haber envejecido interiormente a causa de diversos vicios: alcohol, drogas, mujeres … Además tenía cara de haberse acabado de despertar por los sonidos del timbre y, pese a parecer asombrado por la visita del cura, no se veía de ningún modo complacido en tal visita…

— ¿Qué quiere? —preguntó el joven con sequedad

— Me han llamado para administrarle los últimos sacramentos a un moribundo.

— Creo que le han tomado el pelo. Aquí sólo vivo yo

El padre dudó por un momento, bajó la cabeza de forma pensativa y preocupada y luego, justo cuando volvía a alzar la mirada para disculparse con el joven e irse, vio algo en el oscuro pasillo que lo asombró e instantáneamente le hizo convencerse de que no había ninguna broma de por medio y que simplemente el joven era un inconsciente sin deseos de ayudar.

— No, joven, aquí no hay ninguna broma. Quizá usted no entiende la importancia del asunto o tiene cierta antipatía por la Iglesia y los sacerdotes. Igualmente, lo único que le pido es que tenga consideración hacia la mujer amorosa y cristiana que por la mañana me suplicó que viniese acá. Tengo que cumplir lo antes posible con mi misión. Con su permiso.

Tras decir eso, el sacerdote apartó al joven de forma suave pero firme y determinada. Una vez dentro, vio en la mesita del recibidor un retrato junto al cual yacía un ramo de flores secas y marchitas. En el retrato se veía a una mujer mayor con ropa negra de luto, un gran crucifijo en el cuello y un rostro cuya mirada y expresión delataban bondad pero también un profundo envejecimiento ocasionado mucho más por el sufrimiento que por el paso de los años: era la mujer que había solicitado la visita del sacerdote.

— ¿Ve el retrato de la mesita? Esa es la mujer que me pidió venir.

— P… ¡pero qué dice! ¡Eso es imposible! ¡Ella es mi madre y está muerta hace años!

Al joven lo sacudió un escalofrío. Gotas de frío sudor empañaban su frente y su brazo derecho temblaba ligeramente mientras sostenía el retrato de la mujer frente a su rostro nervioso y sufrido. Pero el sacerdote parecía tranquilo, inmutable, como si algo en la conversación que tuvo con la mujer del retrato le hubiese hecho intuir que aquella no era una conversación normal, que algo misterioso había allí. Sereno, miró al joven y le dijo:

— Hijo, quizá esto sea una especie de aviso de que debes guiar tu vida al sendero de la rectitud, tu madre está velando por ti y sufriendo desde el cielo por tus faltas.

Al oír eso el joven puso cara de no entender; mas, pasado un momento, en sus ojos surgió un destello de comprensión súbita, angustia y temor. Él lo sabía, sabía que el cura no mentía y que su madre le había hablado. Pero su madre estaba muerta: él era quien habría de morir, y muy pronto… Su madre aún cuidaba de él y no quería que muriese con una lista tan larga de pecados sin perdonar. ¡Debía confesarse y recibir la comunión, debía arrepentirse para ser perdonado y no caer en la oscuridad eterna del Infierno!

Por un momento el joven lloró conmovido por el amor de su madre y el impacto que representaba saber que sí existía aquel mundo espiritual del que tanto había dudado y al que tanto había despreciado. No había pisado una iglesia desde niño, pero lo que estaba viviendo le convenció de que era tiempo de cambiar y reconciliarse con Dios aunque fuera en sus últimos momentos…

Tras varias horas dialogando con el sacerdote sobre su vida, su madre y como ella enfermó de tristeza cuando él se metió en las drogas. Un sufrimiento que la llevó a morir sola y repudiada por su único hijo que estaba más preocupado por lograr su dosis diaria que por atender a una pobre anciana que se desvivía por ayudarle. El chico profundamente arrepentido y desecho en lágrimas se confesó al párroco quien le absolvió de sus pecados y le dio la comunión. Al irse el cura, el joven regresó a su soledad con una mezcla de alegría por haber sido liberado y temor.

Falleció esa misma noche mientras dormía, de forma repentina e inexplicable. Dicen que fue un paro cardíaco, pero es sabido que los médicos suelen diagnosticar eso cuando no saben a ciencia cierta qué pasó. En todo caso, lo importante es que el joven murió en paz y totalmente limpio de cualquier droga y pecado. En su velatorio, quienes lo conocían se sorprendieron porque el joven, mientras vivió, jamás mostró una sonrisa tan dulce y serena como la que, antes de partir, dejó grabada en su rostro.

NOTA: Esto es lo que se podría denominar una leyenda evangelizadora, realmente no podría catalogarse como “urbana” debido a que es probable que fuera inventada en algún foro cristiano o como parábola moderna del amor infinito de las madres, que incluso desde la otra vida son capaces de velar por sus hijos. En todo caso su difusión y transcendencia fue tal que incluso en un periódico estadounidense fue publicada como si fuera cierta.

                                                                La Sayona

Una noche un hombre se escapó para encontrarse con su amante, en medio del camino se sorprendió al ver que ella venía a su encuentro, aunque le extrañaba su caminar tambaleante. Corrió detrás de ella, pero al llegar a su casa la mujer siguió de largo....

El hombre desconcertado le dijo: Pero bueno, ¿Qué pasa? Cuando volteó, se encontró con una mujer blanca con cara de muerte, dientes afilados como hachas y unas enormes uñas como garras. Salió corriendo hacia su casa y el ánima lo persiguió con los brazos abiertos para estrecharlo.
El hombre logró escapar y al llegar a su casa, se encontró con su suegra despierta, quien al verlo tan agitado le preguntó:
Mijo ¿Y a ti qué te pasó?
¡Qué buen susto me llevé! Salí un momentico a orinar y me salió esa mujer…
¡Ay mijito, tú como que le estás montando los cuernos a mi hija! Déjese de eso, yo que se lo digo…
El hombre asegura que tras esa experiencia no le quedaron mas ganas de volver a engañar a su mujer.
Por lo tanto, es mejor que aquellos hombres que disfrutan engañando a su pareja, se lo piensen bien antes que se le aparezca LA SAYONA que tiene la particularidad de desdoblarse, es decir, puede aparecer como un perro o un lobo.
                                                           

                                                                 Seccion DRH
Cuenta la leyenda que un sábado a la noche un joven fue a bailar a un boliche. Sus amigos, a último momento, habían decidido no acompañarlo. Esa noche de invierno conoció a una hermosa chica. Nunca la había visto antes, y eso era extraño. Hacía mucho que iba a bailar al mismo lugar. Estuvieron juntos toda la noche, bailaron, charlaron, pasearon entre los arboles de una plaza cercana, y se dieron algún beso. Era un amanecer helado, y él le prestó su campera. Cuentan que la chica se llamaba Laura. Mientras disfrutaban de un necesario desayuno, Laura se volcó el café sobre la campera. Una enorme mancha se expandió sobre sobre la tela. Él la acompañó hasta su casa, y ella dijo que lo llamaría:había prometido lavar la mancha. ¡Qué bueno! ¡Volvería a verla! El joven se habría enamorado. Los días pasaron y no recibió el llamado. La ansiiedad lo devoraba. No sabía cuando pasar por la casa de la muchacha y no había logrado comunicarse con ella. No pudo mas. Llovía en la ciudad y el mediodía era una medianoche tormentosa. Pensó antes de golpear la puerta, estaba mojado y tiritaba... - ¡Hola!, ¿está Laura? dijo con un castañar de dientes constante.- Vengo a buscar una campera que ella iba a lavarme. -¿Vos me estás cargando, pibe? - le dijo un señor con barba negra y vos muy grave. -No señor - le contestó - Vengo a buscar mi campera. Se la presté hace dos semanas. Nos conocimos en un boliche. -¿Cómo? ¿Estás loco? ¡Mi hija se nos fue el año pasado! El joven quedó pasmado. Seguía lloviendo en la calle, pero el frío ya no estaba afuera, sino en su interior. Juntos, en la noche de tormenta, el padre y el enamorado caminaron por el jardín de la casa. De repente, vieron el jazmín que Laura solía cuidar florecido en pleno invierno... Y cuando el muchacho clavó sus ojos en la tierra vio que su campera estaba allí al lado de la planta. Cuentan los vecinos que el jazmin florece todos los inviernos gracias a los cuidados del muchacho, que sigue vistiendo la campera aunque tenga la mancha cada vez más y más oscura.